La vida merece la pena, por sí misma. Sólo por estar aquí, solo por poder compartir, solo por poder sentir y darte cuenta que hay otros seres, personas, que también tienen buenos sentimientos hacia tu persona. Mi hermana ha tenido un niño. Ayer la fuimos a buscar, estaba medio desnuda con su niño recién nacido en brazos, dándole besitos. La felicidad, la tranquilidad. La luz del sol regalaba carícias a los dos por la ventana. El calor artificial de su piso recreaba la posibilidad de realizar ese tipo de situación, con 5 grados en el exterior. Me mira éste nuevo ser que ha venido a nuestras vidas. Se fija en algo que debe moverse en mi cara, o en mis ojos, quiere mirarme. Chupa mi nariz. Al tenerlo cogido meto mi mano por su espaldita y noto la suavidad más infinita en su piel nueva. El pelito se le está aclarando y los ojos cada vez los abre más. Es un amor tan grande. Mi hermana no lo deja ni cinco minutos. Mi herman lo da todo a aquellas personas que quiere. Tengo amigas que también