Me gustaría que el teclado escribiera solo todo lo que pienso sin ni siquiera hablar.
Me compre el teclado más pequeño que encontré y negro para que no se viera que está sucio.
Qué pienso, qué más da.
Pienso que cada calada de cigarro me mata, que cada segundo de vida se pasa sin saborearlo lo intensamente que me gustaría.
Que cuando menos te lo esperas suena el silbido de la melodía de mi teléfono y tras el tu voz, entrecortada, insegura, no sabe si me quiere llamar, quizás si.
Recuerdo cuando escucho tu puño golpeando mi puerta.
Parece que fue ayer, pero también parece que haya pasado una eternidad.
Todo puede desaparecer en cualquier momento.
Todo se lo lleva el viento.
Todo se queda dentro de mi como estacas de hielo que nunca se fundirán.
La vida va y viene y no se detiene amor, si no lo sabes tu te lo digo yo.
Calma, apacibilidad, distancia, desasosiego.
Suena el sonido que elogia la música que marca el compás del corazón.
Tic tac, ding dong. Ay, ay, aiiiiiiiiaia!.
Tu piel en mi piel es el mejor tesoro.
Ahora intento cambiar el chip de la tesón laboriosa, a la perdida en tus recuerdos.
Da igual.
El sol ha vuelto esta tarde.
Las palabras seguidas de ritmos insolentes que marcan el atrezzo de esta tarde solitaria y de semblante afligido.
Hoy Marilyn tendría 81 años, hoy mi iaia ha cumplido 81.
No hay calma cuando eres testigo que la vida pasa por todos tan rápido que no da tiempo a pararse a pensar, cada decisión puede ser un error.
Hay gente que piensa que se aprende a base de errores, y para qué, si luego te desvaneces en la nada.
La nada que se alimenta de la falta de imaginación y de emoción de la humanidad.
Siempre pensando en lo mismo.
Envueltos en una cadena circular, una condena de consumismo que te hace sentir un eslabón, que te obliga a no detenerte, a no poder estar esperando a ver qué pasa, porqué todo se puede escapar de las manos en un momento.
Cuando parece que tienes algo, se esfuma.
Todo lo que has pensado hasta ese instante no sirve de nada, tienes que volver a comenzar.
Pero la vida es bella, tiene numerosos matices que hay que valorar.
Y lo más importante es poder llegar a la conclusión de que siempre hay tiempo de volver a empezar, de tener las cosas claras, de ser feliz.
De aceptarse a una misma tal como es, de que las cosas y la gente son como son, y que no hay que darle más vueltas.
La vida al fin y al cabo es una caja de sorpresas, que te sobrevienen de repente y estimulan la sensación de que hay algo que queda en los corazones de las personas que te rodean.
Después de darte cuenta que la gente puede que te utilice en determinadas ocasiones para su causa, puede que llegue el día que se quede a tu lado, sin razón, puede que llegue el día que aparezca el cariño, sin necesidad, la ternura, la tranquilidad.
Y mirarte y ver tus ojos llenos de ilusión, por ese momento que parece efímero, pero queda grabado a fuego en el alma.
Y así momento tras momento, dejas de pensar en ti, y en tus supuestas necesidades, y puede que te dejes llevar para respirar serena, y sonreír sin más.
2387jud
Me compre el teclado más pequeño que encontré y negro para que no se viera que está sucio.
Qué pienso, qué más da.
Pienso que cada calada de cigarro me mata, que cada segundo de vida se pasa sin saborearlo lo intensamente que me gustaría.
Que cuando menos te lo esperas suena el silbido de la melodía de mi teléfono y tras el tu voz, entrecortada, insegura, no sabe si me quiere llamar, quizás si.
Recuerdo cuando escucho tu puño golpeando mi puerta.
Parece que fue ayer, pero también parece que haya pasado una eternidad.
Todo puede desaparecer en cualquier momento.
Todo se lo lleva el viento.
Todo se queda dentro de mi como estacas de hielo que nunca se fundirán.
La vida va y viene y no se detiene amor, si no lo sabes tu te lo digo yo.
Calma, apacibilidad, distancia, desasosiego.
Suena el sonido que elogia la música que marca el compás del corazón.
Tic tac, ding dong. Ay, ay, aiiiiiiiiaia!.
Tu piel en mi piel es el mejor tesoro.
Ahora intento cambiar el chip de la tesón laboriosa, a la perdida en tus recuerdos.
Da igual.
El sol ha vuelto esta tarde.
Las palabras seguidas de ritmos insolentes que marcan el atrezzo de esta tarde solitaria y de semblante afligido.
Hoy Marilyn tendría 81 años, hoy mi iaia ha cumplido 81.
No hay calma cuando eres testigo que la vida pasa por todos tan rápido que no da tiempo a pararse a pensar, cada decisión puede ser un error.
Hay gente que piensa que se aprende a base de errores, y para qué, si luego te desvaneces en la nada.
La nada que se alimenta de la falta de imaginación y de emoción de la humanidad.
Siempre pensando en lo mismo.
Envueltos en una cadena circular, una condena de consumismo que te hace sentir un eslabón, que te obliga a no detenerte, a no poder estar esperando a ver qué pasa, porqué todo se puede escapar de las manos en un momento.
Cuando parece que tienes algo, se esfuma.
Todo lo que has pensado hasta ese instante no sirve de nada, tienes que volver a comenzar.
Pero la vida es bella, tiene numerosos matices que hay que valorar.
Y lo más importante es poder llegar a la conclusión de que siempre hay tiempo de volver a empezar, de tener las cosas claras, de ser feliz.
De aceptarse a una misma tal como es, de que las cosas y la gente son como son, y que no hay que darle más vueltas.
La vida al fin y al cabo es una caja de sorpresas, que te sobrevienen de repente y estimulan la sensación de que hay algo que queda en los corazones de las personas que te rodean.
Después de darte cuenta que la gente puede que te utilice en determinadas ocasiones para su causa, puede que llegue el día que se quede a tu lado, sin razón, puede que llegue el día que aparezca el cariño, sin necesidad, la ternura, la tranquilidad.
Y mirarte y ver tus ojos llenos de ilusión, por ese momento que parece efímero, pero queda grabado a fuego en el alma.
Y así momento tras momento, dejas de pensar en ti, y en tus supuestas necesidades, y puede que te dejes llevar para respirar serena, y sonreír sin más.
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