¿Cómo se puede describir una selva sin haber estado en ella? Redimida, castigada a escribir, es lo único que me queda para escabullirme del aburrimiento de la condena de ésta vida. No hay esperanza, la gente desespera en su arrogancia, en su detenimiento en sí mismos, en sus apoplegías y dolores mitigados con delirios. No tengo más pétalos en mi flor, no tengo más que preservar mi existencia, minutos de evasión, palabras imaginadas, que sobrevuelan mis anécdotas vitales, deshechos abruptos, corruptos y metafísicos, no quiero empezar, porque ya empecé un día, sin nisiquiera yo decidirlo. La gente piensa que decide, que elige, que las cosas son consecuencias de sus acciones. La gente se cree culpable de todo y honrosa de nada. Escribir por escribir, para desahogar mi nada interior y exterior. Hay momentos de transición, hay dias de luna llena; los ojos brillan y no saben porqué. Te escondes en el paradigma de tu teoría de los principios existenciales, percibir sólo la quietud del tiempo,