
El hombre de los abrazos pedía abrazos por escrito, en su pancarta. La gente iba y le abrazaba. Era el mismo que decía en la feria de Abril del Forum que Jesucristo está entre nosotros, con otra pancarta. Ésta vez estaba en las ramblas, en el punto que se unen las calles de pelai y la misma plaça catalunya.
Cuántas cosas y cuanto tiempo en esa mítica circunferencia perfecta.
Los abrazos, tus abrazos son intensos, interminables, increíbles.
Me llamas y dices que no vienes.
El jefe me dice que no se sabe.
Todo se puede hablar si la gente quiere.
Aptitudes y actitudes.
Ésta noche estará oscura.
El viento se lo lleva todo hoy.
Una paloma me confunde con alguna estatua y pretende aterrizar sobre mi, hasta que se da cuenta de queme muevo y tengo sentimientos, como ella.
Las palomas en su momento me creaban rechazo, angustia, ahora conociendo de cerca sus circunstancias, me dan pena. Nadie las cuida. Las acechan las malvadas cotorras argentinas, los halcones y aquellos que les ponen pendientes en las patas.
Recuerdo un día de hace muchos años, tenía que hacer un ejercicio de clase de foto, retratar algo en movimiento y algo en standby, controlar la velocidad de la cámara réflex. Y recordé cuando iba con mi abuela Nati a la plaça catalunya a dar de comer a las palomas, compraba alpiste y se lo tiraba, si cogías un puñado en la mano, venían todas las palomas como locas a comer. Luego íbamos al carrer Petrixol a comer chocolate y ensaimadas de cabello de ángel. Todo estaba relacionado con las alas y el volar, como los Mercurios del edificio de la Caja Madrid, con sus alas en sus tobillos. Muchas veces en mi vida me habrían venido muy bien.
Pues le pedí a mi amiga Núria que cogiera un poco de alpiste y se pusiera en medio de la plaza y así casi le comen las palomas, mientras tanto yo realicé las fotos del movimiento, que por cierto quedaron muy bien.
Otro día que pasaba por esa plaza también con la misma amiga, nos decidimos a pisar la estrella central en un momento de absurdo más de mi existencia, y en ese momento se vio justo encima de nosotras, en el cielo nocturno y desestrellado, un estruendo lumínicosonoro que nos dejó en la duda momentánea. Habíamos estado toda la tarde paseando por el barri gótic con una maleta de piel gigante que mi amiga había encontrado tirada en las basuras de la calle Fontana. Así pasamos con ella delante de la Generalitat, el edificio de la policía, etc… y nos estuvimos cuestionando la relativa seguridad que tenía la ciudad, ya que en cualquier caso podíamos llevar en esa maleta algún explosivo, que no era así evidentemente, pero que la posibilidad era factible.
Así que estuvimos en el centro de la plaça Catalunya con susodicha maleta vacía, escuchando el ruido y la luz de algún extraño suceso. Nos fuimos en un bus a Rubí, nuestra ciudad dormitorio, ya que se habían acabado los trenes.
Al día siguiente vimos las noticias, la explosión correspondía a una bomba de Eta, la que pusieron en el Camp Nou. Y no era nuestra maleta.
El absurdo siempre me ha acompañado, así como siempre la música me ha perseguido.
Así una noche taciturna en la estación de trenes de Rubí, en la del anuncio de Donetes, estaba yo esperando, con mi amigo Elías, el último tren de la noche para ir hacia Barcelona, en busca de nuestra sexualidad.
Allí sentados, frente a un espacio vacío inmenso que hay en la sala de espera de tal estación, sucedió algo absurdo, dos personas que accedieron a la sala desde coordenadas diagonalmente opuestas y lo más distantes posibles, anduvieron en línea recta, sin mirar y tener en cuenta su realidad, hasta que se chocaron y cayeron en redondo unidos por la gravedad y la fuerza de choque sufrida por ambos.
Uno era un hombre de seguridad que salía del acceso escaleril a las andanas, la otra persona era la mujer de la limpieza, que en ese momento se conocieron.
Cada uno a lo suyo.
Las circunstancias son circunstanciales.
No te puedes quejar, no me quiero quejar.
Todo es perfecto, solo hay que saber mirar a los ojos y ver lo bueno que tienen las cosas, y ver que lo no tan bueno, siempre viene bien para aprender, aprehender, y no volver a equivocarse.
Lo material no tiene importancia, sí la tienen, los sentimientos y las personas.
A veces no entiendo algunas cosas que suceden, pero no hay que entenderlo todo, solo hay que vivir e intentar disfrutar.
Hay momentos de todo.
El tiempo junto a ti pasa volando.
Tus besos siempre me dejan con ganas de más.
Tus palabras siempre tienen un sentido organizado, real y algo travieso.
Mi sonrisa siempre está a punto.
Reír relaja, alarga la vida.
A veces no entiendo porqué la gente se preocupa tanto de las cosas, si realmente lo que interesa aquí es pasarlo bien, compartir y disfrutar, que son dos días.
La persona más genial que he conocido en toda mi vida eres tú.
Quiero ser lo que quiero ser en mis sueños.
Toda la gente está rodeada de problemas materiales, que no le dejan disfrutar, todo el mundo está dependiente de otras cosas que en realidad no importan, a las que no tendríamos que aportar ni un grado de energía.
Hoy se mas que ayer, pero menos que mañana.
Jud1118
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