Cuando todo es como es, comienzan a llegar los primeros síntomas de la primavera... llegas derrepente tus piel, mi piel, nos enredamos... duermes profunda, tu mente... diluvia en sueños... que te atrapan...
dibujando junto a tus latidos cabizbajos... espero a que despiertes... y suspiras...
mis manos tiemblan ya de frío...
y ya van dos... nada más y nada menos...
rojos, pequeñitos, guapos y dormilones...
los bebes son un amor...
sigo buscando un trabajo... sigo trabajando para poder trabajar...
pero a veces pierdes las ganas...
el sol del mediodía calienta mis huesos...
quiero dejar de fumar...
me alimento...
el agua me sacia la sed
la gente presente en su importancia de ser lo que es en el momento de mi existencia que existe junto a ellos...y todo lo demás desaparece... parece pasar desapercibidamente.... en la cama... las sonrisas...
las palabras zozobran...
escribir, escuchar música...
todo a gusto, todo en calma... hermética calma...
no busques donde no hay...
todo puede tener un transfondo...
quizás...
ven ... no quiero ir...
quiero estar tranquila limpiando los platos después de comer...
el agua caliente deslizandose por mis manos...
mi camisa arremangada quiere bañarse...
barro, frego y quito el polvo....
todas las partículas de ti y de mi que bañan mi vida...
el gato murmura...
quiere café...
suena la cafereta...
-. ¡Ya está el cafe!
Se escucha de fondo el grito del sherif a sus oficiales para atacar el poblado índio... otra vez esa maldita película...
Votar o no votar.
¡Quiero Anarquía!
Buff... no nos podemos quejar... aquí...
Mi visabuelo en el balneario de Navarra por los años 20...
volvía y murió... se acabó la guerra...
Si me hubiera casado con el, seria él el presidente de E.U.A, no tú.
La gasolinera da para mucho más.
En el espejo miraba mis ojos, como cambiaban de color según el efecto de la luz de la lámpara.
Leía mis cómics del Pato Donald abrazada a mi Pantera Rosa gigante.
E. T me apuntaba con el dedo desde la otra punta de la habitación.
Era domingo. Si daban una de piratas me disfrazaba de pirata y cogía mi sable de plático y atacaba a mi padre que estaba tirado en el sofá. Me habría cansado de jugar con los cliks.
Lo mejor era llevar el ojo tapado.
Algún día después de clase, si tenía suerte, mi madre me compraba en el colmado una pasta de chocolate rellena de crema. Mmmm estaba deliciosa.
Otros días conseguía convencerla para que me comprara un pastelito de Tarzán o de Dartacan.
dibujando junto a tus latidos cabizbajos... espero a que despiertes... y suspiras...
mis manos tiemblan ya de frío...
y ya van dos... nada más y nada menos...
rojos, pequeñitos, guapos y dormilones...
los bebes son un amor...
sigo buscando un trabajo... sigo trabajando para poder trabajar...
pero a veces pierdes las ganas...
el sol del mediodía calienta mis huesos...
quiero dejar de fumar...
me alimento...
el agua me sacia la sed
la gente presente en su importancia de ser lo que es en el momento de mi existencia que existe junto a ellos...y todo lo demás desaparece... parece pasar desapercibidamente.... en la cama... las sonrisas...
las palabras zozobran...
escribir, escuchar música...
todo a gusto, todo en calma... hermética calma...
no busques donde no hay...
todo puede tener un transfondo...
quizás...
ven ... no quiero ir...
quiero estar tranquila limpiando los platos después de comer...
el agua caliente deslizandose por mis manos...
mi camisa arremangada quiere bañarse...
barro, frego y quito el polvo....
todas las partículas de ti y de mi que bañan mi vida...
el gato murmura...
quiere café...
suena la cafereta...
-. ¡Ya está el cafe!
Se escucha de fondo el grito del sherif a sus oficiales para atacar el poblado índio... otra vez esa maldita película...
Votar o no votar.
¡Quiero Anarquía!
Buff... no nos podemos quejar... aquí...
Mi visabuelo en el balneario de Navarra por los años 20...
volvía y murió... se acabó la guerra...
Si me hubiera casado con el, seria él el presidente de E.U.A, no tú.
La gasolinera da para mucho más.
En el espejo miraba mis ojos, como cambiaban de color según el efecto de la luz de la lámpara.
Leía mis cómics del Pato Donald abrazada a mi Pantera Rosa gigante.
E. T me apuntaba con el dedo desde la otra punta de la habitación.
Era domingo. Si daban una de piratas me disfrazaba de pirata y cogía mi sable de plático y atacaba a mi padre que estaba tirado en el sofá. Me habría cansado de jugar con los cliks.
Lo mejor era llevar el ojo tapado.
Algún día después de clase, si tenía suerte, mi madre me compraba en el colmado una pasta de chocolate rellena de crema. Mmmm estaba deliciosa.
Otros días conseguía convencerla para que me comprara un pastelito de Tarzán o de Dartacan.
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